El representativo anticipa el viernes de Piñata
sábado, 12 marzo, 2011 - 12:03Partido clave y triunfo clave. Pocas horas antes de que el carnaval tinerfeño tomara las calles de la capital en su gran noche de Piñata, el Isla de Tenerife Socas Canarias adelantó la fiesta al Santiago Martín para adjudicarse la victoria ante el Adepal Alcázar (79-58) y darse una alegría con mensaje: un mensaje de ilusión y fortaleza, la misma que se ha ganado a pulso un equipo que sigue creciéndose ante las adversidades. No fue un triunfo cualquiera porque hubo que sobreponerse por enésima ocasión a un contratiempo en forma de lesión, la del MVP de la liga, Richi Guillén. Y no fue una victoria más, porque las secuelas clasificatorias de la jornada allanan y mucho el camino a las series finales.
Beneficiado por los resultados del resto de opositores al play off que jugaban esta noche, el grupo de Alejandro Martínez se sitúa sexto y, lo más importante de todo: a falta de seis jornadas para el cierre de la fase regular, le saca ya tres victorias y el average al décimo clasificado, que es el que marca la frontera entre la disputa de las series de ascenso y la tierra de nadie. Para ello, los aurinegros tiraron otra vez del bloque (hasta cinco jugadores en dobles dígitos de valoración) para olvidarse de las bajas y resquebrajar el partido en un segundo cuarto de libro.
Ahí, en uno de esos arreones marca de la casa, donde los tinerfeños ven el aro como una piscina, acabó la historia de un choque que nació equilibrado y en el que el acierto exterior del perímetro insular salió otra vez al rescate para neutralizar el buen arranque de un rival, el manchego, que arrancó rebelde y se dio luego de bruces con la defensa aurinegra. El 3-8 del principio, con Kiril Wachsmann hurgando en la pintura canarista, justificaba las advertencias que el propio Martínez había hecho durante la semana: el Alcázar no venía de vacaciones.
Sin embargo, el Socas Canarias tiró de su mejor arma, el descaro de su perímetro, para darle la vuelta al guión con un recital desde el 6,75: seis triples para sus seis primeras canastas (18-12). Dos aciertos de Albert Sábat, uno de Jesús Chagoyen y hasta tres de un inspirado Nicolás Richotti marcaron territorio y allanaron lo mucho y bueno que aún estaba por venir (26-20, 10). Ni siquiera la segunda falta de Chago (8), ni los balones interiores a Duane Virgil, mermaron las posibilidades de los tinerfeños, que pusieron velocidad de crucero en el segundo cuarto para desarbolar a su adversario.
Con Richotti en estado de gracia y exhibiendo sus virtudes para llegar hasta la cocina explotando sus penetraciones a ritmo de vértigo, el equipo canarista comenzó a desmelenarse en ataque, al tiempo que atrás le echaba el candado a su canasta, más amurallada que nunca. El Alcázar se quedó anclado en los 21 puntos durante más de cinco minutos y el grupo de Martínez aprovechó para gustarse y romper el partido con un parcial brutal (20-6) antes del receso.
En estas, en plena empanada alcacereña, Fotis Lampropoulos fue comiéndole terreno al partido hecho un pulpo (tres tapones y otros tantos robos y rebotes al descanso); mientras que Nacho Yáñez tiró de oficio para jugar de cuatro y camuflar la hoy corta rotación interior. Así las cosas, el rival no encontró manera de superar el buen trabajo defensivo de los anfitriones y el partido se fue al intermedio medio roto (46-26). Tras la pausa, el Alcázar mejoró sus prestaciones, pero ya no hubo manera de meterse en la pomada.
Como mucho, los arreones del tinerfeño Nacho Guigou, esta vez visitante, y algún otro mérito aislado, recortaron la distancia hasta los 14 de desventaja (65-51), circunstancia que se quedó en un espejismo a poco que Chagoyen tiró de oficio y Sàbat sacó a pasear sus virtudes para recuperar, penetrar y mover al equipo según más convenía. El segundo acto dio, eso sí, para escenificar la polivalencia y la rápida adaptación al grupo de un Lampropoulos práctico y sólido como el que más; al tiempo que Víctor Serrano (6+5) aprovechaba los minutos para seguir ejerciendo de esponja y añadir nuevas enseñanzas a su joven alforja de su sólo 22 años.
Antes del cierre, y con la grada anticipando ya el delirio carnavalero del viernes de Piñata, Alejandro Martínez tuvo tiempo incluso de premiar a los dos jugadores vinculados, David Ormazábal y Romén Hernández, que en menos de un minuto anotaron, asistieron y se llevaron la ovación del respetable en una más que merecida recompensa a su silenciosa tarea de entre semana, ésa que tanto ha ayudado este curso especialmente plagado de lesiones y demás contratiempos.
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