El Canarias ‘juega’ con los nervios del Carpena pero acaba cediendo ante el mayor potencial de Unicaja
miércoles, 19 diciembre, 2012 - 10:12No pudo ser. El CB Canarias buscó la machada este miércoles noche en el Martín Carpena, pero acabó cediendo (88-67) ante el mayor potencial de recursos de un Unicaja, que forzó la máquina en el último cuarto y medio para acabar imponiendo su condición de Top 16 de la Euroliga. Un 11-2 de parcial camino del último cuarto y la aparición estelar del ex NBA Marcus Williams en los últimos diez minutos echaron al traste las esperanzas aurinegras de sorprender a los andaluces.
Hasta ese momento, el Canarias opositó a la sorpresa con argumentos. El grupo de Alejandro Martínez aguantó el tipo de entrada, tuvo la osadía de ponerse siete arriba (27-34, 17) camino del receso (33-36, 20), mantuvo la compostura a la vuelta de la pausa (43-45, 25) y sembró por momentos las dudas entre la inquieta afición malagueña, temerosa hasta esos instantes de que su equipo no pudiera sacar adelante un partido que la lógica señalaba como accesible.
Los tinerfeños cuajaron un gran primer acto. Y eso que el Unicaja buscó la estampida de entrada, con dos triples de Calloway y Dragic (8-2, 3). Sin embargo, el Canarias respondió con gallardía para apretar la contienda e ir plantando señales para el optimismo. El conjunto tinerfeño amarró bien el rebote (20 rechaces al descanso por sólo 12 de su rival) y sacó de quicio puntualmente al perímetro andaluz, que se cargaba de faltas de manera progresiva.
El acierto en los libres (13/13 al descanso y 23/23 al final) cimentaba la irreverente apuesta de los canaristas, que repartían responsabilidades en ataque para hacer daño a su rival y obligar a su técnico, Jasmin Repesa, a acelerar las rotaciones en la profundidad de su banquillo, uno de los más largos de la liga, en busca del cinco idóneo que fuera capaz de frenar a un Canarias sin complejos.
-- Fotos de M. Pozo (Unicaja) / Ver galería completa en el facebook
Sólo Luka Zoric parecía lo suficientemente entonado para estar a la altura de un equipo, el tinerfeño, que jugó con los nervios de la hinchada local y forzó incluso la ruptura (27-34, 17). El buen arranque de Guillén saliendo desde el banquillo (7+4, 12), la casta de Jakim en el interior o los puntos del perímetro canarista atenazaban entonces a la bestia. El guión parecía seguir por los mismos derroteros tras el descanso (43-45, 25), hasta que la bestia despertó.
El Unicaja comenzó entonces a remendar sus lagunas. Los andaluces cerraron por fin el rebote y le dieron la vuelta a la batalla de los tableros, tirando del físico de Vázquez, Perovic y compañía. Con el rebote de su lado, gozando incluso de segundas opciones, un 11-2 mediado el tercer cuarto desmelenaba por fin a los de Repesa, hasta ese instante bien maniatados por los canarios.
Fue el punto de inflexión de un partido que a partir de ahí creció y murió al son del mayor repertorio de recursos de los malagueños. El despertar ofensivo de Marcus Williams, infalible en el tiro (tres triples en el último cuarto) y letal en las penetraciones, marcó entonces los pasos de un Unicaja que a poco que se sacudió la presión de encima puso sobre la mesa la tremenda calidad de su plantilla hasta el 88-67 definitivo.
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