Otro derroche solidario, otra victoria de gladiadores
domingo, 5 mayo, 2013 - 02:05
Este CB Canarias no conoce imposibles. El equipo tinerfeño sumó su quinta victoria consecutiva, la undécima en sus últimos doce encuentros como local en su fortín del Santiago Martín, a costa de un batallador Mad Croc Fuenlabrada (81-71). El grupo de Alejandro Martínez volvió a sobreponerse a las adversidades, tras las conocidas bajas por lesión de Jaime Heras y Saúl Blanco y una semana atípica condicionada por las enfermedades de Fotis Lampropoulos y Ricardo Úriz.
Sin excusas y en otro ejercicio colectivo de coraje construido desde la solidaridad del GRUPO con mayúsculas, el conjunto aurinegro amasó un trabajado triunfo que le aúpa hasta la novena plaza de la clasificación con guarismos de relumbrón en la historia de la entidad: nunca antes, en sus ocho comparecencias anteriores en la élite, el equipo canarista firmó similar porcentaje de victorias. Fue eso, precisamente, la solidaridad del bloque, la que explica el triunfo de este domingo.
Solidaridad para paliar las ausencias en el perímetro con jugadores rindiendo fuera de su posición natural, caso de Biviá y Chagoyen, con minutos al dos y al tres. Solidaridad para hacer un esfuerzo más en cada balón dividido. Solidaridad para echar una mano al compañero en las ayudas defensivas. Y solidaridad para sacar adelante una semana complicada de entrenamientos, caso de los vinculados Sergio Rodríguez y Adrián Báez, que tuvieron incluso este domingo minutos de juego, claves en el caso del primero para dar un resuello a Nico Richotti.
Por ahí, el Canarias construyó otra victoria coral, en un partido en el que siempre fue por delante. Un partido que casi rompe del todo al inicio del último cuarto (68-55, 33), pero que el Fuenlabrada nunca dio por perdido, gozando incluso de tres triples para igualar la contienda a poco menos de dos minutos para el cierre. El grupo de Martínez se manejó no obstante con la frialdad necesaria y aprovechó el aliento de su gente para sobreponerse a los momentos más peliagudos de la contienda.


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Arrancó de tres en tres el equipo tinerfeño, que aprovechó dos triples de Rost y un 2+1 de Sekulic para coger las primeras ventajas en el electrónico (9-5, 6). Sin embargo, el grupo de Trifón Poch, consciente de que se jugaba la salvación, no cejó en su empeño y cogió el guante para irse con descaro a un duelo de tiradores sin complejos. Ambos equipos entraron entonces en un pulso desde el 6,75. El caso es que los aurinegros seguían desnivelando la balanza a su favor sumando más virtudes a su saco y aprovechando la fortaleza de su juego interior.
Los buenos minutos de Ricardo Úriz en la dirección y la capacidad reboteadora de los anfitriones, con Fotis y Blagota marcando territorio en las dos zonas, permitía al Canarias irse al descanso cinco arriba (37-32, 20). Amagó el equipo tinerfeño con la ruptura a la vuelta de la pausa, pero no le dejó un combativo Fuenlabrada, que explotó las virtudes de su perímetro con Gladyr y Feldeine al frente.
El CB Canarias aguantaba no obstante por delante gracias a los triples de Richotti y al dominio del rebote. De hecho, los de Martínez dieron un arreón significativo en la transición del tercer al ultimo cuarto que a punto estuvo de sentenciar el encuentro. El equipo tinerfeño aprovechó el factor Chagoyen para darle una vuelta de tuerca más a su derroche de esfuerzos. Siete puntos consecutivos del andaluz, un robo imposible, en uno de esos balones en los que sólo él cree, y un triple de Sekulic de por medio, disparaban a los aurinegros (66-53, 32).
Pese a todo, el Fuenla no tiró la toalla y volvió a meterse en partido, al punto de apretar el tanteo hasta el 72-69 y desperdiciar hasta tres posiciones para igualar el choque. El Canarias mantuvo el temple, desde el dominio del rebote y la fe ciega en sus posibilidades. Una penetración clave de Lampropoulos, varias acciones defensivas de mucho mérito de Rost, forzando faltas en ataque, un triple determinante del propio alero de Michigan y los libres de Úriz allanaron ya del todo el triunfo local, guinda incluida del debutante Báez en una bandeja a pocos segundos del cierre que destaba ya la euforia final y merecidamente trabajada (81-71).
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