Victoria de gladiadores
sábado, 16 diciembre, 2017 - 09:12
¡Orgullo y coraje! El Iberostar Tenerife tumbó este sábado al Unicaja de Málaga (81-77), vigente campeón de la Eurocup y actual inquilino de la Euroliga, en una demostración coral de intensidad y buen hacer. El grupo de Fotis Katsikaris borró de un plumazo el borrón continental de entre semana y sacó adelante un desafío no exento de dificultades. Por el potencial del rival, un plantillón; y por tratarse además de un adversario directo en la puja por entrar en puestos de privilegio.
Un punto más de chispa que su adversario y un plan meticulosamente diseñado y ejecutado explican el triunfo aurinegro en un partido vistoso que se decidió en los detalles. Ahí, en el cara a cara, el Canarias tuvo la osadía de llevarse el encuentro a su territorio, pese al enorme arsenal de recursos de un Unicaja que lo peleó hasta el final. Sorprendió Katsikaris sacando de entrada a White y Niang, un gesto de valentía y confianza en los suyos, llevando a la práctica su intención de seguir creciendo desde la fortaleza del colectivo.
Arrancó con todo el Iberostar Tenerife, que aprovechó cuatro triples casi consecutivos, dos de San Miguel, uno de Abromaitis y otro de White, para dar el primer aviso serio a navegantes (17-7, min. 5). Reaccionó entonces el Unicaja, que aprovechó la profundidad de su banquillo para equilibrar la balanza y forzar un parcial de 0-9 en la transición del primer al segundo cuarto (21-23, 12).
Con Tim metido muy pronto en problemas de faltas, el equipo aurinegro no se dejó intimidar por la reacción visitante y manejó bien la situación: movió el balón con criterio (11 asistencias al descanso) y jugó con cabeza sus ataques (solo dos pérdidas en el intermedio). Por el camino, el Canarias daría un nuevo arreón con Kostas Vasileiadis de protagonista. Nueve puntos consecutivos del griego llevaron a los locales siete arriba al receso (42-35).
El caso es que a la vuelta de la pausa el Unicaja tiró otra vez de galones con dos triples de entrada (42-41). No le tembló el pulso a los aurinegros, pese a que por momentos los visitantes sumaban de tres en tres (47-48). Es más, el Canarias miró entonces a la cara a su rival y fue a por el partido sin complejos. La intensidad de los anfitriones se tradujo de hecho en varias rentas para soñar (64-57, 73-66), gracias en parte al acierto en la dirección de un Bassas enorme, a una segunda parte de lujo de Mike Tobey y a la solidez del bloque.
Camino del cierre, un fogonazo de White sobre la bocina de la posesión prácticamente condenaba al Unicaja (77-71), que aún tendría un último resuello para apretar el choque en el último minuto con cuatro puntos consecutivos de Augustine (79-77). Con el partido chico a chico, el conjunto andaluz falló su último tiro y Tim Abromaitis sentenció ya el partido desde el 4,60 para disparar la euforia en un Santiago Martín volcado con la causa.
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