Un triunfo rumiado a pico y pala desata la fiesta en el Santiago Martín
domingo, 27 marzo, 2011 - 08:03
El recinto de Los Majuelos vistió además sus mejores galas para honrar la memoria del que fuera presidente canarista, Don Santiago Martín, justo en el vigésimo aniversario de su fallecimiento. La fiebre y la magia aurinegra, que el propio rector tinerfeño contribuyó a propagar por la ACB en los mejores años de vida de la entidad, se adueñó este domingo de cada rincón del pabellón que lleva su nombre para llevar en volandas al conjunto tinerfeño.
El representativo certificó de paso matemáticamente la clasificación para el play off a tres jornadas del cierre de la fase regular. Y lo hizo además espoleado por un Santiago Martín que cada vez intimida más y que en días como el de este domingo es capaz de librar la mayor de las batallas. Más de 3.200 espectadores así lo atestiguaron ante un Ourense peleón que aguantó con opciones hasta bien entrado el tercer cuarto (43-43, 25), momento en el que ya acabó cediendo al enésimo arreón de los aurinegros, liderados por Lampropoulos y Richotti, dos de las sensaciones de la liga ahora mismo.
Más allá del partidazo del griego y del argentino, el de este domingo fue un triunfo del colectivo. Pero del colectivo, hinchada incluida, que es como el Canarias acostumbra a escribir sus mejores guiones. La fortaleza del bloque para superar la baja por lesión de Guillén y los problemas físicos arrastrados por Heras durante la semana o la indudable mejoría experimentada por un Ourense al que le iba la vida en el partido de este domingo, explica una victoria labrada a pico y pala por los canaristas.
El grupo de Martínez se impuso desde la madurez, al rumiar su plan con paciencia y cimentarlo en la que venía siendo la mejor arma precisamente de los gallegos en el último tramo de la liga: una defensa casi de libro. Dos triples de Sàbat y Chagoyen y los primeros escarceos de Fotis mandaron el primer aviso a navegantes nada más alumbrarse el partido (10-3). El caso es que el Ourense, que venía con la lección aprendida, evitó la estampida local tirando de Vázquez y de los balones interiores a Onyekwe (19-18, 10).
El cuadro de Rafa Sanz acusó la precoz tercera falta de Salva Arco, circunstancia que el Canarias aprovechó para meter a Heras al poste bajo y explotar la fragilidad defensiva del propio Arco. Con la batalla del rebote equilibrada, el cuadro anfitrión fue progresivamente poniéndole su sello al partido. Un parcial de 11-0 a la salida del segundo cuarto, con Nico Richotti (siete puntos sin fallo al descanso) y Lampropoulos (14+4 en el intermedio) en su mejor versión, amagaron la ruptura (30-20), hasta que los puntos de Coego y Galerreta cerraron momentáneamente la herida para los visitantes (39-32, 20).
El último cartucho visitante
A la vuelta de los vestuarios, Brown y Fergerson dieron un pasito al frente e igualaron la contienda (43-43), pero el Canarias no se inmutó. Urreizti supo leer bien el partido y puso al equipo a correr. La velocidad y determinación de Richotti y los mates y la fluidez de Lampropoulos acabaron por inclinar la balanza del lado local por mucho que Rafa Sanz tratara de interrumpir el despertar aurinegro a base de tiempos muertos.
No hubo manera ya de frenar los arreones de un equipo, el canarista, que acabó por imponer su ley como mejor sabe: mordiendo atrás y siendo irreverente en ataque. A la eficacia del griego, cuyo repertorio de virtudes ha encajado a las mil maravillas en el estilo de juego de este equipo; se unieron un par de aciertos de Jaime Heras al poste bajo y la brega de un Jesús Chagoyen, que creció con el partido para poner el cándado al aro aurinegro y minimizar los centímetros y kilos de Starosta, Kale y cualquiera que osara ponerse por delante.
En esa tesitura, el partido enfiló su último cuarto con claro color aurinegro (58-49, 30) y esta vez el fogonazo de juego insular sí que iba a ser definitivo, entre otras cosas porque el público, que acabó haciendo la ola, no iba a permitir lo contrario. Roto el intercambio de golpes, el choque murió ya con el sello canarista estampado y la afición pasándolo en grande. Un par de aciertos consecutivos de Urreizti, Serrano, Fotis y compañía agotaron el último cartucho de resistencia gallega y encarrilaron el definitivo 80-61.
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