Garra, fe y ¡AFICIÓN! para sumar un sufrido triunfo ante el UCAM Murcia
domingo, 24 enero, 2016 - 03:01
Un triunfo de fe. El Iberostar Tenerife cerró este domingo la primera vuelta con una agónica victoria ante un buen UCAM Murcia (70-69) en un partido en el que los aurinegros fueron de menos a más. Tuvo que enfangarse en las trincheras el grupo de Txus Vidorreta para enmendar una mala primera mitad, tirar de coraje, enderezar el rumbo con un tercer cuarto casi de libro (24-9) y acabar llevándose un thriller que no se decidió hasta el último suspiro.
Un tapón de Will Hanley a dos segundos del final, tras penetración de Facundo Campazzo, y el error posterior de Augusto Lima en el palmeo, desataron por fin la euforia de la fiel afición local, que pudo festejar de nuevo una victoria, la séptima en total de los canaristas para cerrar una notable primera vuelta.
Pero hasta llegar ahí tuvo que emplearse a fondo un equipo, el Iberostar Tenerife, que salió demasiado ansioso a la cancha. Preso de las imprecisiones en ataque y con una sola canasta en juego en los ocho primeros minutos (un triple de Tim Abromaitis), el conjunto insular tardó en meterse en el partido, circunstancia que el Murcia aprovechó para abrir brecha, con tres triples consecutivos y un parcial de 0-11 (3-13, 8).
Fue la irrupción de la segunda unidad la que frenó la estampida del rival. La energía de Ian OLeary y seis puntos de Will Hanley cerraron heridas de manera circunstancial y un triple posterior de Rodrigo San Miguel tras una gran circulación de balón parecía equilibrar la balanza (14-18, 12). El caso es que el UCAM Murcia, espoleado por apurar sus todavía matemáticas opciones de Copa, respondió con contundencia.
La versatilidad de Nemanja Radovic, el buen hacer de Sadiel Rojas al rebote y el poder interior de Vitor Faverani, primero, y Augusto Lima, después, pudieron con un Canarias atascado en ataque, muy fallón en los tiros de dos (5/19 al descanso) y superado entre otras cosas por la dureza defensiva de un rival muy físico. Con ese panorama, el conjunto de Fotis Katisikaris jugó sus mejores minutos y manejó rentas suculetas (18-30, 23-36 y 28-40).
Sin embargo, los de Txus Vidorreta voltearon el guión tras el paso por vestuarios. Los tinerfeños igualaron el pulso físico a la vuelta de la pausa, apretaron atrás y comenzaron a soltarse en ataque. El técnico local introdujo variantes en defensa, que atascaron sobremanera la circulación de balón de los pimentoneros. Apareció además Blagota Sekulic (-1 al descanso) para ejercer de líder (15 puntos) e igualar la contienda con nueve puntos consecutivos, cinco de ellos desde el 4,60 aprovechando una técnica por protestar a Campazzo (43-43, 27).
Un triple del montenegrino y varias acciones de méritos de Hanley y White dieron paso a una brillante puerta atrás de Javier Beirán (52-47, 30), lo que confirmaba un sobresaliente tercer cuarto de los aurinegros. No le tembló la mano de todas maneras al equipo rojillo que tiró de la clase de Radovic y del carácter de Campazzo para firmar un nuevo arreón significativo: 58-62, tras triple de Scott Wood.
Con el partido chico a chico, serían los detalles los que acabaron desnivelando la balanza del lado local. Los libres de Salva Arco, el aplomo de Joseph Jones y un nuevo triple de Sekulic seguido de un 2+1 de un valiente Nico Richotti (70-66, 39) dispararon la alegría en la grada aunque no la calma definitiva, ya que el UCAM Murcia apuraría sus opciones metiéndole balones a la muralla de Faverani y a su capitán José Ángel Antelo.
El caso es que los murcianos no anduvieron del todo atinados desde el 4,60. Falló un tiro el pívot gallego para igualar a 70 y las siguientes posesiones, con el partido en el alambre, se vivieron con una gran incertidumbre. Los tinerfeños jugaron sus bazas con criterio y buscaron buenos tiros, pero no terminaron de sentenciar con canastas, así que fue la brega atrás lo que acabaría por darle la victoria.
Tras varias acciones defensivas de mérito de los anfitriones, la penetración final de Facundo Campazzo, ya con el partido agonizando, encontró la respuesta de Hanley con un gran tapón y el rechace palmeado por Lima se marchó fuera, sellando así una victoria de lo más trabajada y sufrida para el Iberostar Tenerife. Un triunfo de fe, un triunfo de garra.
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