La fe del Iberostar Tenerife y la magia del Santiago Martín levantan un partido imposible
domingo, 23 marzo, 2014 - 04:03
No hay imposibles. El Iberostar Tenerife se adjudicó este mediodía la fiesta del basket canario tras levantarle al Herbalife Gran Canaria una renta de 17 puntos (39-56, 25) y sacar adelante un partido plagado de escollos (72-68). Ni la mermada rotación exterior de los aurinegros, diezmada por las ausencias de Saúl Blanco y Jaime Heras; ni el inmenso potencial de su rival; ni siquiera el peso de las nueve derrotas ligueras consecutivas que acumulaban los tinerfeños pudieron con la fe del grupo que dirige Alejandro Martínez.
Una remontada épica, espoleada por el aliento de un Santiago Martín que vibró como en las grandes ocasiones en la recta final del encuentro, selló un triunfo digno de un guión de película. En el escenario más complicado posible, el equipo aurinegro tiró de orgullo y coraje para enterrar por fin la racha que le tenía peleado con la victoria desde el pasado 3 de enero.
La gesta de los canaristas se explica a partir de un gran ejercicio colectivo, pero estuvo también salpicado con acciones determinantes con nombres y apellidos. Como el de Nico Richotti, que firmó un epílogo de cine o el de Luke Sikma (14+11), que cuando peor pintaban las cosas, miró a la cara a las torres amarillas, aceptó el reto más difícil y metió al equipo en la pelea a base de valentía. Uno de los mejores partidos de Carles Biviá con la camiseta aurinegra o la garra de Jesús Chagoyen para marcar territorio en las dos zonas, especialmente en los minutos calientes del final, sostuvieron también el meritorio triunfo de los anfitriones.
Arrancaron con todo los de Alejandro Martínez (7-1, 4), que intentaron imponer su sello de entrada, hasta que Eulis Báez dio un paso al frente para equilibrar el pulso y darle a su equipo las riendas del electrónico (12-15, 9). Fue a raíz de las primeras rotaciones cuando los grancanarios sembraron todavía con más espinas el ya difícil camino de los aurinegros (29-41, 19). La enorme batería de recursos del banquillo amarillo comenzó a desnivelar la balanza del lado visitante.
La salida a pista de Albert Oliver (13 de valoración al descanso), la superioridad en el rebote y las apariciones de Beirán y Hansbrough en ataque permitían a los de Pedro Martínez moverse en ventajas relativamente cómodas, entre otras cosas porque el Iberostar Tenerife se veía obligado a reinventarse por las circunstancias. Con sólo Richotti y Rost en la rotación exterior, Martínez explotó los buenos minutos iniciales de Biviá (7 puntos sin fallo, dos robos, una asistencia y un tapón al descanso) para utilizarlo incluso de dos.
Sufrían por momentos los aurinegros, que jugaron muchos minutos con inferioridad de centímetros al tres, donde OLeary y Newley sólo aprovechaban las circunstancias de manera puntual. No lo suficiente, más que nada porque, pese a todas las adversidades, el Iberostar Tenerife no le perdió nunca la cara al partido. Ni siquiera cuando a la vuelta de la pausa el Granca salió en plan vendaval y pretendió romper el partido desde el 6,75.
Dos triples de Javier Beirán, otra vez inspirado ante los tinerfeños como ya sucediera en la primera vuelta, otro de Tomás Bellas y un par de canastas de Báez parecían dinamitar el partido a favor de los visitantes (39-56, 25). Pero ni así se rindieron los laguneros. Luke Sikma, tal vez el mejor rookie este año de la Liga Endesa, dio un paso al frente y entró en un intercambio espectacular de mates y acciones en la pintura con Walter Tabares. Un triple de Rost y siete puntos consecutivos de Richotti devolvían la esperanza a la grada local (53-60, 30).
Tal fue así que el Santiago Martín y el propio equipo comenzaron a creérselo al unísono. Nico, letal en las penetraciones, acabó convirtiéndose en una pesadilla para Ben Hansbrough y los aurinegros fueron progresivamente comiéndole el terreno a su rival (60-62, 32, tras mate de Luke tras palmeo). Un 10-2 de parcial en los últimos seis minutos, ya con Richotti desatado, con Chagoyen imponiendo su garra en la pintura y el equipo mordiendo en defensa, bien arropado por su público, terminaron de darle la vuelta al guión para firmar la gesta de un Canarias indomable que entierra por fin su racha de nueve derrotas consecutivas
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