El Iberostar Socas Canarias despide el curso en casa por la puerta grande
viernes, 20 abril, 2012 - 10:04
Palabra de campeón. El Iberostar Socas Canarias despidió la temporada en casa con una victoria incontestable ante el Lobe Huesca (92-55) en un partido prácticamente sin historia. Lejos de dejarse llevar por su ascenso matemático de hace dos jornadas, el grupo de Alejandro Martínez dio su enésima lección de profesionalidad en el emotivo adiós de Nacho Yáñez, que jugaba este viernes su último partido en la Isla, tras anunciar entre semana que se retirará al cierre de la presente campaña.
Hubo tiempo para todo. Para despedir al alero madrileño como realmente se merece con un sinfín de detalles en los prolegómenos. Y para sacar a relucir el repertorio de virtudes que han llevado a este equipo a gobernar la Adecco Oro con mano de hierro casi de principio a fin. Ni hubo un ápice de relajación, ni hubo concesiones para un Huesca que se vio desarbolado de entrada por un bofetón aurinegro en forma de un parcial demoledor. Dos triples de Levi y otro de Fotis allanaron un 13-0 cuando el choque apenas se había desperezado.
Lo intentó el conjunto oscense con un tímido acercamiento (15-8), pero se quedó sólo en eso, en un amago. No hubo margen para más sencillamente porque el Iberostar Canarias activó su mejor versión y comenzó a estirar de manera progresiva su ventaja ante un rival frustrado e inferior en todas las facetas del juego. Los aurinegros dominaban el rebote en los dos aros (52 capturas al final, incluidas 11 ofensivas sólo en el primer acto) y martillearon una y otra vez a un adversario sin capacidad de respuesta.
Ni siquiera las ausencias por lesión de Guillén y Heras impidieron al equipo tinerfeño firmar otra exhibición colectiva. Con cinco jugadores en dobles dígitos de valoración y una envidiable disciplina defensiva (Huesca llevaba sólo 33 puntos en el minuto 29), el Iberostar Canarias acabaría recreándose con varios mates de escándalo de Nico Richotti, las últimas lecciones de clase del eterno Nacho Yáñez o los aciertos de toda la rotación canarista.
Ni importaba quien estuviera en pista, porque el partido crecía rodado para los anfitriones, mientras el Huesca sobrevivía como buenamente podía hasta el definitivo 92-55. Todos cumplían y todos daban la cara en los locales. Por el camino, Martínez dio incluso minutos a los júniors Oramas y Bosch antes del cierre y la posterior entrega de la Copa de Campeones, justo premio para un equipo que ha firmado una temporada de ensueño y que se ha ganado a pulso su sitio en al mejor liga de Europa.
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