¡ CA – NA – RIA – ZO !
lunes, 21 febrero, 2011 - 09:02El Isla de Tenerife Socas Canarias escaló este domingo uno de los ochomiles de la Adecco Oro con una victoria de prestigio ante el gran ogro de la liga, el Obradoiro Blu:sens Monbus (79-65). El grupo de Alejandro Martínez firmó un segundo acto de manual para tumbar a uno de los grandes trasatlánticos de la categoría y líder del torneo hasta este domingo. El triunfo canarista, una victoria de gladiadores, de ésas que sólo se explican a partir de un gran ejercicio de fe, descabalga a los gallegos del primer puesto de la clasificación y la de una vuelco inesperado a la liga, al tiempo que el Murcia se encarama al liderato.
Hacía tiempo que el representativo amagaba con hacer una de las suyas, una de esas trastadas en las que se viste de irreverente y hace añicos el guión. Lo acarició hace dos jornadas ante el Ford Burgos y lo consiguió de lleno esta vez, espoleado además por la magia del Santiago Martín. Por ahí también, por el aliento de la grada, se explica igualmente el triunfo de este domingo. Era cuestión de tiempo que el recinto de Los Majuelos comenzara a ganarse el respeto de la liga y cogiera el mismo color y ambiente que las otras canchas históricas que en su día acogieron al proyecto canarista en anteriores etapas.
La Hamburguesa, que ya fue una fiesta en el derbi ante La Palma y apretó lo suyo hace dos jornadas ante el Burgos, vivió este domingo un capítulo clave camino de consagrarse como el nuevo infierno aurinegro. Y lo hizo al son del Canarias de las grandes ocasiones, con ese sello inconfundible que tantas alegrías le dio antaño a este club, ese mismo espíritu que tanto ha exprimido el proyecto aurinegro en la era Martínez. Un puñado de arreones en el segundo acto marca de la casa cambiaron de golpe el rumbo del partido y minimizaron hasta cotas insignificantes a un rival teóricamente temible.
Y eso que el devenir de la primera parte se negaba a salirse del redil marcado. El grupo de Alejandro Martínez salió muy serio a la cancha, con Jesús Chagoyen haciendo mucho daño en el rebote ofensivo y los gallegos atenazados en ataque ante la buena disposición defensiva de los anfitriones. Sólo un inspirado Bulfoni, autor de nueve los once primeros puntos de su equipo, mantenía al líder en la pomada (13-11).
Los centímetros de Oriol Junyent comenzaron entonces a hacerse notar, lo que unido a la precoz segunda falta de Chagoyen y a la variedad de recursos de los visitantes, permitía a los de Moncho Fernández hacerse con las riendas del partido. El técnico compostelano echó mano de su amplísimo fondo de armario para forzar a su equipo a dar un paso al frente. Un triple de Eric Sánchez al final de una posesión, otro de Feliu y un par de canastas del mundialista canadiense Levon Kendall pusieron el choque en franquicia para los visitantes (18-31, 14).
Sin embargo, lejos de rendirse, el Socas Canarias tiró de orgullo para evitar la estampida en el marcador de su rival y adecentar el tanteo antes del receso (30-35), con varias acciones de mérito de Mac Koshwal, fallón en los libres pero acertado en las penetraciones y el rebote. El grupo de Martínez se escondía un as en la manga, uno de esos arreones que el propio Fernández ya había advertido en vísperas del encuentro. El Canariazo estaba por llegar. Y fue a la vuelta de vestuarios cuando el ciclón canarista rompió en pedazos los pronósticos.
… y en estas llegó el ciclón
Dos cuartos de libro, con 49 puntos a favor y sólo 30 en contra, explican la machada. Como si de un martillo pilón se tratara, el conjunto tinerfeño abofeteó al Obradoiro una jugada tras otra, a base de triples y de una intensidad defensiva que desconectó por completo a los gallegos del partido. Tres aciertos de Nacho Yáñez desde el 6,75, otro de Albert Sábat, brillante en la dirección y letal en sus asociaciones con Guillén y un triple de Richotti sobre la bocina del tercer cuarto en un aclarado, pusieron el Santiago Martín patas arriba (59-50, 30).
Con el Socas Canarias muy cerca ya de la cima, el Obradoiro intentó encontrarse a sí mismo camino del desenlace, pero no hubo manera. Ni los fogonazos de Andrés Rodríguez, ni los balones interiores a Junyent fueron suficientes para superar al espíritu aurinegro. Con Bulfoni desaparecido gracias al buen trabajo atrás de los exteriores locales, muy fallones desde el 4,60 (12/21) y eclipsados en la batalla del rebote ante los Koshwal (8 capturas), Guillén (7), Chago (5) y compañía, los pupilos de Moncho Fernández se vieron en una situación de impotencia casi inédita para ellos esta temporada.
Cualquier atisbo de remontada se tropezó de lleno con un Canarias en estado de gracia, espoleado por una grada que ya a esas alturas mordía y con un grupo que tiraba de orgullo y cabeza para amarrar bien la victoria. Antes del cierre dos jugadas reflejaron en lo que se había convertido el partido. La primera, una técnica a un Junyent desquiciado con los árbitros y superado por los acontecimientos. Y la segunda, un mate de otro planeta del argentino volador, Nico Richotti, que desató ya del todo el delirio canarista y confirmó la hombrada de los aurinegros de la manera más gráfica posible: con el chico subiéndose a las barbas del grande.
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